martes, 6 de octubre de 2009

Buscar los restos, los trozos rojos de ladrillo,

mirarlos contra el fondo rosado de la piel de las manos,
respirar (no olvidarlo)
ensayar, probar, jugar un poco con los cascotes rojos y blancos,
(el viento sigue acariciando la piel, aroma-primavera)
pájaros, motores lejanos.
Levantar los ojos al cielo. Atardecer, lento.
Suena Susanna desde el norte del mundo: Jolene.
Más lento. Más todavía.
¿Victoria?

martes, 1 de septiembre de 2009

Ocho brazos para abrazarte

Conocí este ensayo de Hanif Kureishi sobre Los Beatles gracias a Sergio Pujol, profesor de "Rock y Pensamiento" en la Facultad Libre de Rosario. Desde hace un par de años me acompaña, insistente, la frase: "Pero para otros abrió una puerta al tipo de vida que quizás, algún día, se pudiese alcanzar"
Quiero creer que soy uno de esos "otros".
Va un extracto. Puede leerse casi entero aquí: (*)
Está incluído en el libro Soñar y contar de H.K. (Editorial Anagrama).

"...Pero, por desgracia para los vecinos, nosotros habíamos visto A Hard Day’s Night en el Bromley Odeon. Junto con nuestras madres, gritamos durante toda la proyección, con los dedos en los oídos. Después, no sabíamos qué hacer con nosotros mismos, adónde ir, cómo exorcizar la pasión que habían despertado Los Beatles. Lo habitual ya no era suficiente; ¡ahora ya no podíamos aceptar lo común de cada día! Deseábamos el éxtasis, la magnificencia, lo extraordinario: ¡hoy!

Para la mayoría, este placer sólo duró unas pocas horas y entonces se esfumó. Pero para otros abrió una puerta al tipo de vida que quizás, algún día, se pudiese alcanzar. Y así Los Beatles pasaron a representar las posibilidades y las oportunidades. Eran oficiales de carrera, un mito para guiarnos, una luz a la que seguir.

¿Cómo podía ser? ¿Cómo era posible que entre todos los grupos surgidos en aquel gran período pop Los Beatles fuesen los más peligrosos, los más amenazadores, los más subversivos? Hasta que conocieron a Dylan y, más tarde, tomaron ácido, Los Beatles vestían trajes a juego y escribían inocentes canciones de amor que no ofrecían mucha ambigüedad o llamadas a la rebelión. Ellos carecían de la sexualidad de Elvis, la introspección de Dylan y la malhumorada agresividad de Jagger. Y sin embargo..., y sin embargo –ésta es la cuestión–. Todo lo referente a Los Beatles representaba placer, y para los jóvenes provincianos y de las afueras de Londres el placer sólo era el resultado y la justificación del trabajo. El placer era la recompensa del trabajo y se gozaba sólo durante los fines de semana y fuera del horario laboral.

Pero cuando veías A Hard Day’s Night o Help!, estaba bien claro que aquellos cuatro muchachos se lo pasaban bomba; las películas transmitían libertad y disfrute. En ellas no había rastro alguno de la larga y lenta acumulación de seguridad y estatus, los movimientos año tras año hacia la satisfacción que se esperaba que pidiéramos a la vida. Sin ninguna conciencia, deber o preocupación por el futuro, todo lo referente a Los Beatles hablaba de alegría, abandono y atención a las necesidades de uno mismo. Los Beatles se convirtieron en héroes de los jóvenes porque no eran respetuosos; ninguna autoridad había quebrantado su espíritu; tenían confianza en sí mismos; eran divertidos; contestaban; nadie podía hacerles callar..."

domingo, 30 de agosto de 2009

La Trampera: me invitaron y lo hice

Mi amigo Seba Sánchez me invitó a participar de "La Trampera".
Me trajo dos cajas de madera, vírgenes ellas, para que yo las decore, juegue, las use para algo... Se hicieron 70 cajas, luego intervenidas por artistas de la ciudad.
Adentro de las cajas: poesía, textos, música, imágenes.
Todo se mostró en el Museo de la Ciudad, el 21/08/09.
Dice el manifiesto tramperil: "La Trampera es una idea sobre poesía doméstica o sobre cómo domesticar la poesía. Es el éxito de una teoría que no para de inventarse. Es la sincronicidad del arte creando nuevos espacios de belleza. Una conexión que enseña a aprender. Centro de gravedad de otros centros… y más belleza."

Mis cajas:








Acá habla una de las creadoras del proyecto, Virginia Negri, el día de la muestra en el Museo de La Ciudad:


Más detalles, fotos y etcs:

Galería en Flickr

lunes, 24 de agosto de 2009

... you're really saying that ego is pathology...

No, I'm saying that the attempt to fix the ego is pathological. I'd say the attempt to do anything with it is pathological...
...can we simply look at what it is whithout attempting to fix it?...
Steven Harrison, "The question to Life's Answers"

Que se yo, steven... maybe.

miércoles, 11 de marzo de 2009

Encontré entre mis cosas...

un amarillento bloc de notas... circa 1990. Va un mix de textos de allí: Alan Watts, D.T. Suzuki, Thomas Merton, Theodore Roszak.

"La realidad no es materia ni espíritu. Es un perceptum, no un conceptum, y todo el mundo sabe lo que es, en el sentido de que uno sabe cómo respirar sin que para ello sea preciso el menor conocimiento de fisiología.

Para mucha gente, la búsqueda de la condición de persona se inicia con una segunda infancia; se esfuerzan a través de un extraño renacimiento, a menudo sin más ayuda que una necesidad desesperada y unos medios artificiales. Por eso deben aprender a sentir, a relacionarse, a respirar, a moverse, a soñarlo todo de nuevo. Avanzan a tientas, como debe hacerlo el recién nacido.

Se cuenta que a Okuro Shibun, famoso por pintar el bambú, se le pidió que ejecutase una pintura que representara un bosque de bambú. Dio su consentimiento y pintó con todo su reconocido arte un cuadro en el que el bosquecillo íntegro de bambú era rojo... (el bambú tiene hojas negras).
El artista respondió a los escandalizados espectadores: - ¿quién vio jamás un bambú de hojas negras?
Cuando se está tan acostumbrado a cierta modalidad de considerar las cosas, resulta tan complicado dar un giro y empezar sobre una nueva línea de procedimiento! El verdadero color del bambú quizás no es rojo, negro ni verde, ni ningún otro color que conozcamos. Tal vez es rojo, al igual que tal vez es negro. ¿Quién lo sabe? Las paradojas imaginadas pueden ser que, después de todo, no sean paradojas.

El problema reside, naturalmente, en que siendo los hombres simples formaciones orgánicas en acción, y no agentes, y actuando mundo e individuo en consonancia mutua, de tal modo que la acción no resulta originada por ninguno de ellos...

El sufrimiento es un síntoma de desorden, y si podemos entender su mensaje, podemos aprender a unificarnos y reconciliarnos otra vez con nosotros mismos y con Dios. El problema del sufrimiento reside en nuestra equivocada determinación de LIBERARNOS de todo sufrimiento, mientras que mantenemos resueltamente la división y protegemos a la cismática identidad-ego, que es el foco del sufrimiento.

Se confiaba lo suiciente en la naturaleza humana como para dejarla librada a su propio aire, pues se la consideraba recogida en el Tao, y el Tao, a su vez, era percibido como un orden natural perfectamente coherente, manifestado en la polaridad del yang y el yin. Dada esta relación polar, para cualquiera de ellos era imposible existir sin el otro... Si, por otro lado, los hombres no confiaran en su propia naturaleza, o en el universo del cual aquella es parte... ¿cómo podrían fiarse de su desconfianza? A un nivel más profundo: ¿qué es esto de confiar o no confiar, aceptarse a uno mismo o rechazarse, cuando nos es imposible ubicarnos fuera de nosotros mismos, como separando al pensador de sus pensamientos? ¿Podrá el pensador corregir sus pensamientos erróneos? ¿Y si el pensador necesita corregir al pensador? ¿No es más simple suponer que los pensamientos se corregirán por sí mismos?"

Fin del mix. Y ahora, compartan conmigo la irresistible música de la banda de sonido de Slumdog Millonaire... a bailar sobre la mesa!