El místico y poeta sufí Rumi sugiere que somos como peces sedientos en medio del mar, desconociendo el hecho de que estamos ya inmersos en lo que buscamos. Nos agitamos desesperadamente cuando todo lo que necesitamos hacer es nadar, que es la expresión natural de nuestro ser.
Estamos condicionados a esta noción de que algún otro nos dará el amor.
Creemos con todo nuestro ser que hemos encontrado el amor cuando encontramos a ese otro.
Pero no hemos encontrado el amor. Hemos encontrado una proyección desesperadamente defectuosa, una imagen imposible.
Hemos encontrado a alguien que no puede darnos lo que ya tenemos, lo que siempre hemos tenido, y lo que vamos a tener siempre.
Hemos encontrado el oscurecimiento de nuestra visión, el olvido de nuestro amor, el abrumador sopor de nuestro condicionamiento.
No hemos encontrado el amor. Hemos contraído y hemos reducido la expansión del universo a una burbuja que consiste en mí y en el otro. Nos hemos convertido en el centro de la burbuja, y todo lo que vemos es el reflejo de ese centro en la superficie interna de la burbuja.
Este mundo brillante es perfecto, es tal como lo esperábamos, es todo lo que deseábamos.
Y entonces la burbuja estalla.
Steven Harrison, Being One
domingo, 6 de mayo de 2012
martes, 6 de diciembre de 2011
De nada sirve
MORIS (Mauricio Birabent) grabó esta canción improvisada en una toma en 1970.
De nada sirve escaparse de uno mismo.
De nada sirve escaparse de uno mismo.
Veinte horas al cine pueden ir
y fumar hasta morir.
Con mil mujeres pueden salir;
a los amigos los pueden llamar.
De nada sirve...
No se dan cuenta que de nada sirve
tocar la batería, seguir la acería,
no, de nada sirve.
¿De qué le sirven las heladeras
y lavarropas, televisores
y coches nuevos y relaciones
y amistades y posiciones?
Si están podridos y aburridos
de este mundo que esta podrido...
No, de nada sirve.
Los que van a la oficina dicen que todo sirve.
Los que hacen música, creen que lo más importante
de nada sirve.
si uno lo usa para la soledad interna
que siempre nos corre, que siempre nos corre.
Cuando están solo, están bien solitos;
ya no hay guitarras ni amplificadores.
Están solos en la cama y empiezan a mirar el techo;
empiezan a mirar el techo y en el techo no hay nada.
Hay solamente un techo.
¿Que pueden hacer? Es muy tarde,
son las tres de la mañana.
Los bares están cerrados, las mujeres duermen,
los cines también están cerrados,
la guitarra no se puede tocar,
sino el vecino se va a despertar.
¿Qué puedo hacer? ¿Qué puedo hacer?
Estoy solo y muy aburrido
¿Qué puedo hacer? ¿Qué es mi vida?
¿Qué es este mundo? ¿Qué soy yo?
Me voy a volver loco, no sé qué hacer...
En ese momentito se dan cuenta
que todo es una estupidez.
Cuando van de veraneo y bailan shake
con sus movimientos centroamericanos,
sensualidad fabricada,
tratan de levantar mujeres.
Pero están vacíos y están muy podridos.
Volvemos a la cama, que es un gran lugar
para dormir o también para fifar.
Cuando lo consiguen, en este mundo es difícil,
está reglamentado...
Muerden la almohada de desesperación.
No saben qué hacer con sus vidas,
ya todo fracasó.
Han masticado chicles, han comido chocolates,
han leido Radiolandia, han llamado a sus amigos,
han salido con mil mujeres, han grabado treinta mil discos,
han sido famosos, han firmado autógrafos,
han comido hasta reventar, han fumado hasta acabar.
¿Y qué queda?
No queda, no queda, nada queda, nada queda.
Hay una cosa que sirve,
que sirve a esta humanidad,
y es darse cuenta que nada sirve
si uno lo usa para escaparse de uno mismo.
Amigo, te doy un consejo aunque yo consejos no doy:
trata de hacer la prueba de parar las maquinitas,
las maqinitas que llevas dentro de tí
y fijate qué es lo que pasa
cuando te agarra la soledad y te agarra el hastío.
No escuches discos de Bob Dylan, o de Los Beatles,
o de los Rollings Stones o de Mick Jagger.
Mucho silencio, mucho pensar, mucho meditar.
Nada de evasión y pensar
¿Qué es lo que pasa conmigo?
Si soy inteligente y también soy intelectual...
Soy bastante inteligente pero estoy muy aburrido.
¿Qué es lo que pasa conmigo?
Yo aún no me lo puedo explicar,
por favor que alguien me lo diga.
No puedo salir de mí, estoy muy encerrado
en mi prisión de carne y hueso.
No puedo salir, no puedo salir.
Me voy a morir dentro de mí.
Antes de morir yo quiero salir,
ver las estrellas, el mar, me quiero ahogar
y quiero salir, quiero vivir, me quiero ir
por favor, de mí.
¿Qué puedo hacer? No hay nada que hacer.
Tenés que vivir, tenés que sufrir,
tenés que sentir, tenés que amar,
te tenés que arriesgar, te tenés que jugar,
no podés tener seguridad, no podés tener
ninguna propiedead, te tenés que jugar,
tenés que jugarte, tenés que salir
a que te rompan la cara, que te maten, que te pisen.
Tenés que querer a cualquiera,
tenés que odiar a cualquiera.
Ay, ¿qué puedo hacer? Estoy solo
y todos pasan a mi lado. Nadie me mira
o si me mira es para encerrarme.
Estoy muy encerrado.
De nada sirve escaparse de uno mismo.
De nada sirve escaparse de uno mismo.
De nada sirve escaparse de uno mismo.
Veinte horas al cine pueden ir
y fumar hasta morir.
Con mil mujeres pueden salir;
a los amigos los pueden llamar.
De nada sirve...
No se dan cuenta que de nada sirve
tocar la batería, seguir la acería,
no, de nada sirve.
¿De qué le sirven las heladeras
y lavarropas, televisores
y coches nuevos y relaciones
y amistades y posiciones?
Si están podridos y aburridos
de este mundo que esta podrido...
No, de nada sirve.
Los que van a la oficina dicen que todo sirve.
Los que hacen música, creen que lo más importante
de nada sirve.
si uno lo usa para la soledad interna
que siempre nos corre, que siempre nos corre.
Cuando están solo, están bien solitos;
ya no hay guitarras ni amplificadores.
Están solos en la cama y empiezan a mirar el techo;
empiezan a mirar el techo y en el techo no hay nada.
Hay solamente un techo.
¿Que pueden hacer? Es muy tarde,
son las tres de la mañana.
Los bares están cerrados, las mujeres duermen,
los cines también están cerrados,
la guitarra no se puede tocar,
sino el vecino se va a despertar.
¿Qué puedo hacer? ¿Qué puedo hacer?
Estoy solo y muy aburrido
¿Qué puedo hacer? ¿Qué es mi vida?
¿Qué es este mundo? ¿Qué soy yo?
Me voy a volver loco, no sé qué hacer...
En ese momentito se dan cuenta
que todo es una estupidez.
Cuando van de veraneo y bailan shake
con sus movimientos centroamericanos,
sensualidad fabricada,
tratan de levantar mujeres.
Pero están vacíos y están muy podridos.
Volvemos a la cama, que es un gran lugar
para dormir o también para fifar.
Cuando lo consiguen, en este mundo es difícil,
está reglamentado...
Muerden la almohada de desesperación.
No saben qué hacer con sus vidas,
ya todo fracasó.
Han masticado chicles, han comido chocolates,
han leido Radiolandia, han llamado a sus amigos,
han salido con mil mujeres, han grabado treinta mil discos,
han sido famosos, han firmado autógrafos,
han comido hasta reventar, han fumado hasta acabar.
¿Y qué queda?
No queda, no queda, nada queda, nada queda.
Hay una cosa que sirve,
que sirve a esta humanidad,
y es darse cuenta que nada sirve
si uno lo usa para escaparse de uno mismo.
Amigo, te doy un consejo aunque yo consejos no doy:
trata de hacer la prueba de parar las maquinitas,
las maqinitas que llevas dentro de tí
y fijate qué es lo que pasa
cuando te agarra la soledad y te agarra el hastío.
No escuches discos de Bob Dylan, o de Los Beatles,
o de los Rollings Stones o de Mick Jagger.
Mucho silencio, mucho pensar, mucho meditar.
Nada de evasión y pensar
¿Qué es lo que pasa conmigo?
Si soy inteligente y también soy intelectual...
Soy bastante inteligente pero estoy muy aburrido.
¿Qué es lo que pasa conmigo?
Yo aún no me lo puedo explicar,
por favor que alguien me lo diga.
No puedo salir de mí, estoy muy encerrado
en mi prisión de carne y hueso.
No puedo salir, no puedo salir.
Me voy a morir dentro de mí.
Antes de morir yo quiero salir,
ver las estrellas, el mar, me quiero ahogar
y quiero salir, quiero vivir, me quiero ir
por favor, de mí.
¿Qué puedo hacer? No hay nada que hacer.
Tenés que vivir, tenés que sufrir,
tenés que sentir, tenés que amar,
te tenés que arriesgar, te tenés que jugar,
no podés tener seguridad, no podés tener
ninguna propiedead, te tenés que jugar,
tenés que jugarte, tenés que salir
a que te rompan la cara, que te maten, que te pisen.
Tenés que querer a cualquiera,
tenés que odiar a cualquiera.
Ay, ¿qué puedo hacer? Estoy solo
y todos pasan a mi lado. Nadie me mira
o si me mira es para encerrarme.
Estoy muy encerrado.
De nada sirve escaparse de uno mismo.
miércoles, 30 de noviembre de 2011
Mi nueva página de música
Como llené el espacio disponible en Soundcloud... seguí poniendo cosas acá:
Pedro De Carlo en Bandcamp
Pedro De Carlo en Bandcamp
martes, 20 de septiembre de 2011
Cada intento de controlar nuestra vida...
Every attempt to characterize and control our life leaves us
failed and flattened. Yet life keeps pouring through our system,
unrelenting, unconcerned, uncaring about all our efforts to
understand, to change, to surrender. Life just does not care
about our ideas, our emotions, our structures, that attempt to
assign time, location, and meaning. Life crashes into us with
abandon, incinerates our precious moment, and moves us
without hesitation into what is next.
This fundamental energy -the movement of life- is what
it is, with or without our understanding or interpretation. It
doesn’t even require that we understand that. The energy of
life is expressing itself as what we are, unrelated to our imag—
inings that it is we who are accessing the energy to become
something better. In this, all of our efforts to get to that energy
are pointless, since the simple fact is that we are the manifes-
tation of that energy, just as we are.
This energy takes us directly to where we do not want to
go -to the life we have run from, the life that is so confusing
and fragmented. It takes us to our life as it is, stripped of the
veneer of specialness. It takes us to the ordinary, the mundane,
the attached, the personal.
Living stripped of pretense, in the full flow of life energy
we are no longer separated from the desires that make up the
person that we are.
Steven Harrison What's Next After Now?: Post-Spirituality and the Creative Life
failed and flattened. Yet life keeps pouring through our system,
unrelenting, unconcerned, uncaring about all our efforts to
understand, to change, to surrender. Life just does not care
about our ideas, our emotions, our structures, that attempt to
assign time, location, and meaning. Life crashes into us with
abandon, incinerates our precious moment, and moves us
without hesitation into what is next.
This fundamental energy -the movement of life- is what
it is, with or without our understanding or interpretation. It
doesn’t even require that we understand that. The energy of
life is expressing itself as what we are, unrelated to our imag—
inings that it is we who are accessing the energy to become
something better. In this, all of our efforts to get to that energy
are pointless, since the simple fact is that we are the manifes-
tation of that energy, just as we are.
This energy takes us directly to where we do not want to
go -to the life we have run from, the life that is so confusing
and fragmented. It takes us to our life as it is, stripped of the
veneer of specialness. It takes us to the ordinary, the mundane,
the attached, the personal.
Living stripped of pretense, in the full flow of life energy
we are no longer separated from the desires that make up the
person that we are.
Steven Harrison What's Next After Now?: Post-Spirituality and the Creative Life
viernes, 15 de julio de 2011
jueves, 16 de junio de 2011
Mi primer "tema" (?!!!)
Crear música. Crear belleza, aspirar por lo menos... Acá se mezcla mi notebook, mis manos, mi cabeza, el profe Iván Brito, el Reason, mis orejas gastadas de escuchar durante años, mi vida dada vueltas... Feliz.
viernes, 27 de mayo de 2011
Canciones que Pablo escucha y se me pegan (1x.a)
A punto de caer

pasaste sustos
saltaste la pared
cambiando.
Yo estaba en un lugar
a punto de caer
y aunque te parezca extraño
música es lo que das.
Si estás así
piensa.
El problema no está aquí.
Cambiar es bien
aún sin amor
aún sin creer
Entiende
Donde estoy.
Quizás tendrás que ver
a dónde vas
Piensalo otra vez
entiende y ten valor.
Salta y se feliz.
Intenta
para que fingir
no vale la pena.
Música es lo que me das.
miércoles, 25 de mayo de 2011
Canciones que suenan en mi cabeza sin darme cuenta (1x)
"///en mi vida hay lugares que recordaré toda mi vida, aunque algunos han cambiado. algunos para siempre, no para mejor, algunos se han ido y otros aun existen. todos esos lugares tienen sus momentos con amantes y amigos que aun puedo recordar. algunos han muerto y otros viven, en mi vida los he amado a todos. pero de todos esos amantes y amigos no hay nadie que pueda compararse contigo. y estas memorias pierden su sentido cuando pienso en el amor como algo nuevo. aunque sé que nunca perderé el afecto por las personas y cosas que se fueron antes, sé que a menudo pararé y pensaré en ellas, en mi vida te querré a ti más////"
viernes, 8 de abril de 2011
Me tocó a mí.
Me tocó a mí tener que ser fuerte. Recibir las trompadas. Resistir.
No caer, o apenas tropezar.
Me tocó a mí no entender la avalancha de lágrimas, la sangre golpeando en las venas.
Me tocó a mí inaugurar la sensación de no tener palabras, y ser inundado por la versión salvaje de la vida.
Me tocó a mí, hablar sin parar para defenderme, para armar una pared donde apoyarme.
Me tocó a mí olvidarme de todas mis estrategias elaboradas y llorar sin filtro.
Me tocó a mí, tambalearme, huír, pedalear sin rumbo, buscar el río para intentar apagar el fuego.
Me tocó a mí volver a casa, un espacio vacío, lleno de recuerdos y heridas.
Me tocó a mí ver la verdad cara a cara.
Y no me tocó, elegí, saber la verdad.
Vos sabrás qué te tocó a vos.
No caer, o apenas tropezar.
Me tocó a mí no entender la avalancha de lágrimas, la sangre golpeando en las venas.
Me tocó a mí inaugurar la sensación de no tener palabras, y ser inundado por la versión salvaje de la vida.
Me tocó a mí, hablar sin parar para defenderme, para armar una pared donde apoyarme.
Me tocó a mí olvidarme de todas mis estrategias elaboradas y llorar sin filtro.
Me tocó a mí, tambalearme, huír, pedalear sin rumbo, buscar el río para intentar apagar el fuego.
Me tocó a mí volver a casa, un espacio vacío, lleno de recuerdos y heridas.
Me tocó a mí ver la verdad cara a cara.
Y no me tocó, elegí, saber la verdad.
Vos sabrás qué te tocó a vos.
lunes, 6 de diciembre de 2010
Entrando en calor, bajo la lluvia.
Un auto azul atraviesa la calle. Llueve. Hay truenos y relámpagos y no es de noche todavía. Atardecer de un día agitado.
El metal mojado del coche es un espejo oscuro donde se reflejan los edificios, los transeúntes apurados, los paraguas. En ese espejo todo es purificado en el azul que hermana piedra, carne y agua.
Mi sombrero me protege la cara de la lluvia. Por momentos, una cortina plateada se despliega frente a mis ojos. Espero.
Dentro mío, un paisaje muy distinto se va desenvolviendo a sí mismo: células, vasos y venas, el hueso casi inmortal y en algún lugar también siento, deseo, sufro, acepto. La llama está viva.
Me duele la cabeza y siento algo de hambre. Torta y un café con leche. Pero los pies no quieren moverse; no hay acción. Sin embargo...
Siempre que fui, volví, me digo, y camino por el bosque desconocido.
Si hay un sendero, es que alguien lo transitó alguna vez. Los árboles están bastante separados: veo el cielo y el horizonte entre ellos. Un día perfecto en ningún lugar.
Una extraña liviandad premia mi caminata y pienso que estas drogas de diseño son realmente buenas; y además originales, vienen incluídas en el diseño original: yo.
Nada me impide desear que el bosque termine; y termina: sólo pradera verde, otoñal, cálida, y cielo azul con una nube. El sonido del viento entre los pastos, algún pájaro.
Siento que puedo hacer que esto dure para siempre...¿quiero? No.
Pero incluír más elementos es complicado.
Ahora siento el calor del sol en mis mejillas...¿o es mi propio calor?
Instantáneamente tomé una decisión: dejaré que este mundo sea.
Ajá. ¿Y entonces?
No pasa nada. Mismo pasto, mismo cielo, mismo silencio.
Bueno, una decisión por día está bien para empezar. Sigo caminando.
Puse un mar detrás de aquella colina; mi querido mar, mi querida arena, mi agua salada.
Me doy cuenta de que esto es un retorno: volví a esta playa. Y ahora hago bajar un poco al sol, y ya es el atardecer. El aire está más fresco.
Sin otros seres humanos por ahora, gracias.
No, tampoco animales más grandes que una gaviota, gracias de nuevo.
Voy simplificando. Oscurezco.
Lo que sí me gusta es preparar un fuego cerca del agua. Por allí veo unos matorrales y algunas ramas caídas. Ahora miro el fuego y las chispas que se elevan en el aire quieto, en este otoño al lado del mar. El calor del fuego.
Después de un rato, tu presencia es tan evidente que tengo que crearte un lugar aquí al lado mío, frente al fuego. Entonces aparecen dos puntos de luz en la oscuridad: tus ojos que miran las llamas. Mi brazo derecho, el que uso para escribir esto, siente el calor de tu brazo izquierdo.
Llueve en la ciudad, donde todo es azul gracias al auto azul. La escena transcurre muy lentamente; las gotas se demoran en el aire y hacen piruetas antes de caer entre las baldosas. El pavimento mojado es el lomo de un gigantesco animal enjoyado. Respiro el aire húmedo...adentro/afuera... adentro/afuera...
Hoy estoy haciendo de Rosario una ciudad al lado del mar, porque estas baldosas se apoyan en la arena y porque esa fogata en la playa es real dentro de mi abrigo impermeable.
Nada ha cambiado, sólo que en la última media hora me brotó otra playa más, otro cielo, y... ya perdí la cuenta. Y se me terminaron las ocurrencias, aunque conservo el calor en mis mejillas.
Esos ojos universales, esos ojos tan otros, están en algún lado, lejos, lejos de mis deberes de ciudadano común y de generador de universos.
Y si no hay un auto azul en la lluvia, ahora, en algún lado, debería haberlo.
El metal mojado del coche es un espejo oscuro donde se reflejan los edificios, los transeúntes apurados, los paraguas. En ese espejo todo es purificado en el azul que hermana piedra, carne y agua.
Mi sombrero me protege la cara de la lluvia. Por momentos, una cortina plateada se despliega frente a mis ojos. Espero.
Dentro mío, un paisaje muy distinto se va desenvolviendo a sí mismo: células, vasos y venas, el hueso casi inmortal y en algún lugar también siento, deseo, sufro, acepto. La llama está viva.
Me duele la cabeza y siento algo de hambre. Torta y un café con leche. Pero los pies no quieren moverse; no hay acción. Sin embargo...
Siempre que fui, volví, me digo, y camino por el bosque desconocido.
Si hay un sendero, es que alguien lo transitó alguna vez. Los árboles están bastante separados: veo el cielo y el horizonte entre ellos. Un día perfecto en ningún lugar.
Una extraña liviandad premia mi caminata y pienso que estas drogas de diseño son realmente buenas; y además originales, vienen incluídas en el diseño original: yo.
Nada me impide desear que el bosque termine; y termina: sólo pradera verde, otoñal, cálida, y cielo azul con una nube. El sonido del viento entre los pastos, algún pájaro.
Siento que puedo hacer que esto dure para siempre...¿quiero? No.
Pero incluír más elementos es complicado.
Ahora siento el calor del sol en mis mejillas...¿o es mi propio calor?
Instantáneamente tomé una decisión: dejaré que este mundo sea.
Ajá. ¿Y entonces?
No pasa nada. Mismo pasto, mismo cielo, mismo silencio.
Bueno, una decisión por día está bien para empezar. Sigo caminando.
Puse un mar detrás de aquella colina; mi querido mar, mi querida arena, mi agua salada.
Me doy cuenta de que esto es un retorno: volví a esta playa. Y ahora hago bajar un poco al sol, y ya es el atardecer. El aire está más fresco.
Sin otros seres humanos por ahora, gracias.
No, tampoco animales más grandes que una gaviota, gracias de nuevo.
Voy simplificando. Oscurezco.
Lo que sí me gusta es preparar un fuego cerca del agua. Por allí veo unos matorrales y algunas ramas caídas. Ahora miro el fuego y las chispas que se elevan en el aire quieto, en este otoño al lado del mar. El calor del fuego.
Después de un rato, tu presencia es tan evidente que tengo que crearte un lugar aquí al lado mío, frente al fuego. Entonces aparecen dos puntos de luz en la oscuridad: tus ojos que miran las llamas. Mi brazo derecho, el que uso para escribir esto, siente el calor de tu brazo izquierdo.
Llueve en la ciudad, donde todo es azul gracias al auto azul. La escena transcurre muy lentamente; las gotas se demoran en el aire y hacen piruetas antes de caer entre las baldosas. El pavimento mojado es el lomo de un gigantesco animal enjoyado. Respiro el aire húmedo...adentro/afuera... adentro/afuera...
Hoy estoy haciendo de Rosario una ciudad al lado del mar, porque estas baldosas se apoyan en la arena y porque esa fogata en la playa es real dentro de mi abrigo impermeable.
Nada ha cambiado, sólo que en la última media hora me brotó otra playa más, otro cielo, y... ya perdí la cuenta. Y se me terminaron las ocurrencias, aunque conservo el calor en mis mejillas.
Esos ojos universales, esos ojos tan otros, están en algún lado, lejos, lejos de mis deberes de ciudadano común y de generador de universos.
Y si no hay un auto azul en la lluvia, ahora, en algún lado, debería haberlo.
martes, 9 de noviembre de 2010
Perdido
Perdido. Inexorablemente perdido. Eso es lo que pienso ahora, después de los primeros momentos de desorientación, de dolor, de terror.
Parece que fue ayer cuando intuí los riesgos de navegar a través de las capas de la conciencia, más allá de los límites reconocidos por otros viajeros. ¿Quién sabe qué abismos, qué libertades inauditas encontraron aquellos que no volvieron? ¿Qué balanza ponderaría los logros y los fracasos de los vagabundos de la mente?
Ahora, cuando la palabra rumbo carece de todo sentido, una frontera sin color sale a mi encuentro. Me atraviesa.
Froto una molécula de oxígeno contra otra y el cielo de primavera ríe azul, poderoso y tímido. Levanto mis ojos y mi mirada devora kilómetros sobre los campos. Muy atrás, en otro universo, yo caminaba por esos mismos sembrados.
El aire atraviesa / perfuma / constituye lo que soy / es.
Fronteras, bordes, ideas, metas...hago un collar con ellas y lo cuelgo de mi cuello-columna, que une la tierra y el cielo.
Cuando pienso, el bosque piensa y el arroyo resuelve problemas algebraicos. Ahora lo sé: la mirada crea universos; y no importa cerrar los ojos después!
Si dos o más se reúnen en mi nombre, allá ellos. No es necesario.
La lapicera crea arte instantáneo para las galerías más exigentes. Ella casi solita, como un pez de cola metálica...metal que también contiene universos!
¡Hoy hay exceso de universos!
Como es arriba, es abajo.
Perdido: nadie que te busque, nadie que te encuentre.
Pedro
9/3/05
Parece que fue ayer cuando intuí los riesgos de navegar a través de las capas de la conciencia, más allá de los límites reconocidos por otros viajeros. ¿Quién sabe qué abismos, qué libertades inauditas encontraron aquellos que no volvieron? ¿Qué balanza ponderaría los logros y los fracasos de los vagabundos de la mente?
Ahora, cuando la palabra rumbo carece de todo sentido, una frontera sin color sale a mi encuentro. Me atraviesa.
Froto una molécula de oxígeno contra otra y el cielo de primavera ríe azul, poderoso y tímido. Levanto mis ojos y mi mirada devora kilómetros sobre los campos. Muy atrás, en otro universo, yo caminaba por esos mismos sembrados.
El aire atraviesa / perfuma / constituye lo que soy / es.
Fronteras, bordes, ideas, metas...hago un collar con ellas y lo cuelgo de mi cuello-columna, que une la tierra y el cielo.
Cuando pienso, el bosque piensa y el arroyo resuelve problemas algebraicos. Ahora lo sé: la mirada crea universos; y no importa cerrar los ojos después!
Si dos o más se reúnen en mi nombre, allá ellos. No es necesario.
La lapicera crea arte instantáneo para las galerías más exigentes. Ella casi solita, como un pez de cola metálica...metal que también contiene universos!
¡Hoy hay exceso de universos!
Como es arriba, es abajo.
Perdido: nadie que te busque, nadie que te encuentre.
Pedro
9/3/05
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